Es el monumento más grandioso de la Atenas
de Pericles y refleja en la arquitectura el extraordinario
florecimiento
cultural, de las artes y del pensamiento que alcanzó
Atenas durante

el siglo V a. C. que culminó con la implantación
de la democracia.
El templo se consagró a la diosa Atenea,
protectora de Atenas.
Los arquitectos Ictino y Calícrates,
dirigidos por el escultor ateniense Fidias,
diseñaron un edificio para albergar la gigantesca estatua
crisoelefantina de Atenea, obra de Fidias,
que se custodiaría en la cella del templo.
Todo el proyecto del templo se supeditó a la presencia
de la gran estatua de Atenea, de doce metros de altura,
por eso se diseñó una cella de 19 metros de ancho.
Las obras comenzaron en 447 a.C. y
finalizaron en tan sólo nueve años, el 438 a.C.

lo que se explica por el poderío
económico de la Atenas de Pericles.
Las esculturas del frontón diseñadas por Fidias
se colocaron seis años más tarde, el 432 a.C.
El templo se construyó sobre el inacabado Hecatompedón,
templo del que se aprovecharon algunos materiales.